sábado, 5 de mayo de 2012

Boyfriend in your heart


CAPITULO 5

Corría y corría, hasta que llegue al único lugar donde podríamos gritar de alegría. “EL BAÑO”. El baño, además de ser un lugar habitual de intimidades, es el lugar donde las chicas se pueden enterar de los cotilleos mas estrépitos del mundo y también desahogarte de lo que te haya ocurrido. Cuando entramos como dos tractores en el baño, nos surcaban a las dos por las mejillas lágrimas, las mías de felicidad las de Raquel qui sabe.

-         ¿Oh, Raquel vistes lo que hizo? ¿¡Lo has visto?!

-         Si, si ¿vistes lo que hizo Carlos?

-         Si tía, no me lo podía creer. Y la cara de Fefa.

-         Jajaja si si.

-         Creo que nos espera una, el lunes pero me la suda.

-         Y a mí.

-         Vamos, que como siempre somos las últimas en salir.

Así que con la cabeza bien alto y cogidas del brazo salimos del baño. A la salida, en el recreo sabíamos que todos sabían lo que el nuevo chico y su amigo habían hecho durante una de las clases del bachiller. Y sobre a todo a quien. A cada paso que diéramos mi amiga y yo, una nueva mirada se posaba encima de nosotras y una nueva palabra salía de sus rápidas bocas. A Raquel no le molaba eso, antiguamente eso significaba que o se reían de nosotras u otras cosas desagradables hacia nosotras. Pero yo sabía que no, lo que estaban diciendo era como dos chicas pudieron cambiar tanto en un verano y la suerte que teníamos. Pero Raquel no sabía eso así que le apreté el brazo  para darle ánimos, a lo que respondió con una sonrisa.  

De repente, algo me separo de Raquel, y después me encontraba ante el escrutinio de miles de ojos. Como no las rubias del insti. “LAS RUBIAS” así llamábamos Raquel y yo, a las animadoras del equipo de futbol. Las que se sentaban en la zona vip del comedor y que se podían permitir una renovación del armario de la semana. Y en cada tribu había un líder, y este se llamaba Natasha, la que me tenía el hombre fuertemente agarrado. Así que me pregunto sin miramientos:

-         ¿Es verdad lo que dicen sobre ti?- dijo escupiendo las palabras.

-         De mi dicen muchas cosas – dije sin miedo alguno.

-         Venga, Cecilia sabes de lo que hablo. Desembucha o hare que lo hagas- me dijo mientras que su séquito de arpías se acercaban más a mí.

-         Bueno, si me dijeras a lo que te refieres te lo diría encantada- notaba que mis piernas ya flaqueaban.

-         ¡Eh! Dejen ya ha Cecilia – era Raquel.

-         Anda, también quería hablar yo contigo- dijo Natasha levantando por un segundo la mirada de mi para volverla a colocar como un robot – Bueno, a ver si tu amiga puede responder a mis preguntas.

Y soltándome se dirigió a Raquel, pero no sin que sus arpías me siguieran rodeando como buitres.

-         ¿Que es eso que me quieres preguntar? – dijo Raquel desafiante, aunque por su mirada desearía no estar en eso momentos allí.

-         Dicen varias personas, que los dos chicos nuevos, digamos que los conozcáis también como para que estéis saliendo. Y me preguntaba como dos pardillas podían haber llamado su atención – dijo mientras ondeaba su pelo, el cual parecía brillar como el sol.

-         Sé que esto no lo querrás oír pero tú lo has querido- dijo mientras me apuntaba con el dedo – Cecilia ya conocía al moreno y son novios. Y para tu información el rubito, nunca he salido con él y mucho menos soy su novia – dijo con la mirada pícara sabiendo que se había salido con la suya.

-         Pero, ¿cómo…?- dijo mientras volvía la cara hacia a mí- Dime como…. has... podido… conseguir a un chico como ese.

-         Bueno no todo el mundo debe ser como tu- dije acercándome a Raquel  y entrelazábamos las manos.

-         Bueno y ya que he respondido a tu pregunta nos piramos – dijo y moviendo el pelo como Natasha nos fuimos tan campantes, mientras sentíamos la mirada de las rubias a nuestras espaldas.


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